Invitación de Dios al reino de a la conversión

Dios tiene el gusto de invitarte al baile que se celebrará el día de hoy, en el cielo y en la tierra.

Hoy pusiste nuevamente en mi corazón una frase que me entregaste al inicio de la Misión de Amor:

“Si te cuesta dar el paso de amar a tu prójimo o a ti mismo. Haz como en el baile: pon pie firme en mi Amor para dar el paso de amar”

Y mira ¡cómo llegas a invitarme a bailar! al baile real de Dios y me compartes una poesía de Madeleine Delbrel

Si estuviéramos contentos de ti, Señor,
no podríamos resistir a esa necesidad de danzar que desborda el mundo
y llegaríamos a adivinar
qué danza es la que te gusta hacernos danzar,
siguiendo los pasos de tu Providencia.

Porque pienso que debes estar cansado
de gente que hable siempre de servirte
con aire de capitanes;
de conocerte con ínfulas de profesor;
de alcanzarte a través de reglas de deporte;
de amarte como se ama un viejo matrimonio.

Y un día que deseabas otra cosa
inventaste a San Francisco
e hiciste de él tu juglar.
Y a nosotros nos corresponde dejarnos inventar
para ser gente alegre que dance su vida contigo.

Para ser buen bailarín contigo
no es preciso saber adónde lleva el baile.
Hay que seguir,
ser alegre,
ser ligero y, sobre todo, no mostrarse rígido.
No pedir explicaciones de los pasos que te gusta dar.
Hay que ser como una prolongación ágil y viva de ti mismo
y recibir de ti la transmisión del ritmo de la orquesta.
No hay por qué querer avanzar a toda costa
sino aceptar el dar la vuelta,
ir de lado,
saber detenerse y deslizarse en vez de caminar.
Y esto no sería más que una serie de pasos estúpidos
si la música no formara una armonía.

Pero olvidamos la música de tu Espíritu
y hacemos de nuestra vida un ejercicio de gimnasia;
olvidamos que en tus brazos se danza,
que tu santa voluntad es de una inconcebible fantasía,
y que no hay monotonía ni aburrimiento
más que para las viejas almas
que hacen de inmóvil fondo
en el alegre baile de tu amor.

Señor, muéstranos el puesto
que, en este romance eterno iniciado entre tú y nosotros,
debe tener el baile singular de nuestra obediencia.
Revélanos la gran orquesta de tus designios,
donde lo que permites toca notas extrañas
en la serenidad de lo que quieres.

Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana
como un vestido de baile, que nos hará amar de ti
todo detalle como indispensable joya.
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile,
como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor.

Señor, ven a invitarnos

El baile de la obediencia, por Madeleine Delbrel (24/10/04 – 13/10/64)

Hoy Señor me vuelves a invitar a bailar. De pronto me siento torpe para dar el paso de amar a mi projimo y me cuesta trabajo encontrar el Amor en mi.

Me he complicado la danza de esta vida, porque cargo rencores y resentimientos de hechos que, aunque lejanos en el tiempo, parecen estar presentes una y otra vez entre los pasos que debo seguir en este día.

1,2,3… y el recuerdo me impide llegar al cuarto paso.

1,2,… y me detengo para acomodarme una mascara que proteja mi sensible corazón.

1,2,3… y me lleno de ira porque no quiero perdonar.

1… prefiero ocuparme con ruidos y dejar que explote mi mente y la imaginación me domine con ansiedad.

1,2,… tengo miedo de que ocurrirá mañana y en lugar de bailar contigo me pongo a juzgar.

1,2,3,4,1,2… miro las heridas de mi infancia y me enfoco en mi consciencia dolida.

1… me detengo para pelearme conmigo y me deprimo

1,2… la gente murmura, me dice que sigue y te abandono

1,2,3… pienso en los sueños que tuve y me quedo buscando el sentido que me muestran.

1,2,… me cuesta dejarme llevar por los pasos del día que me entregas. Dejo de bailar contigo para caminar por mi cuenta. Donde los pajaros dejan de ser melodía y tu brisa deja de abrazarme.

Oh Señor que difícil aceptar tu invitación a bailar al ritmo de tu santa voluntad. Para tí todo parece sencillo y tu espíritu flota como el viento. Nadie sabe de donde viene y a donde va.

Me cuesta dar el paso que sigue de amar a mi prójimo, de amarme a mi.

Acepto

Señor ¡si acepto! este día, bailar contigo

Si me cuesta dar el paso de amar a mi projimo o a mi. Haré como en el baile: pondré pie firme en tu Amor para dar el paso de amar y amarme”

Jesús en tí confío.

Entrego a tus manos rencor, resentimiento y temor

Padre Nuestro ¡Hágase tu voluntad!

¿Qué es rezar?

Orar es un diálogo con Dios, es platicarle de las alegrías y las tristezas, de nuestros pensamientos en el viaje, de cualquier cosa
y la vida esta llena de tantos cualesquiera que tenemos mucho que hablar, mucho para hablar y escuchar a Dios, tenemos mucho para orar. Que pena que haya gente que no rece.

San Francisco de Asís

Fuente: Mision de amor Podcast/Audio

Leer sólo si tienes tiempo para Dios

Asegúrate de leer todo,  al final está la bendición.

Fácil vs Difícil

¿Por qué es tan difícil decir la verdad y tan fácil mentir?

¿Por qué tenemos tanto sueño en la iglesia, pero cuando termina el Sermón repentinamente estamos tan despiertos?

¿Por qué es tan difícil hablar de Dios y tan fácil decir cosas sucias?

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Mexicano el obispo de San Antonio

Anuncian el nombramiento de Gustavo García Siller,
hermano de nuestro querido colaborador el Padre Eugenio García Siller OSB.

CHICAGO, Illinois (EFE).— El mexicano Gustavo García Siller, obispo auxiliar de Chicago desde 2003, recibió con «felicidad y alegría» su nombramiento como nuevo Arzobispo de la ciudad de San Antonio, Texas.

En un comunicado, el obispo de 53 años, dijo que el impacto del anuncio realizado por el papa Benedicto XVI en El Vaticano fue «atemperado por el profundo sentimiento de la responsabilidad que siento ante las nuevas funciones que me han asignado».

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La Sabiduría

Hermanos queridos, mientras yo siga oyendo a la gente de mi comunidad del Buen Tono lamentarse de todo, tengo que reconocer, con tristeza, que no he podido ser instrumento de sabiduría para ustedes: nos hemos pasado unas mañanas a todo dar, con sus chistes y sus alusiones políticas y sus críticas al
clero.
Nos la hemos pasado sabrosa riéndonos en la Iglesia: —Fíjate, y nos pasamos a todo dar, riéndonos en la Iglesia. Ay!, mira qué sabiduría. En la carpa, con Palillo, se divierten más. Si quieren les digo dónde está, para que se vayan para allá. Y le digo a Palillo que a las once y media ponga una función, que al fin y al cabo el boletaje está asegurado. Todos se van a ir para allá…
Hermanos queridos, no se trata de eso. Si en algún momento me permito hacer uso de todos esos elementos, es para hacer más llevadero el momento de reflexión, porque estamos poco acostumbrados a reflexionar largamente.
Para que no se me distraigan, para que no se me duerman, para que no se me aburran, pero la finalidad no es que no se duerman, o no se distraigan, o no se aburran, sino que vayan descubriendo la sabiduría que Dios nos presenta en sus palabras.
Mientras yo oiga que se quejan de todo, mientras oiga que quieren encontrar solución inmediata a todo, que no son capaces de esperar a que las cosas maduren, no podré concluir más que no han podido encontrar la sabiduría ustedes, ni yo he podido dárselas a conocer.
Se muere alguien profundamente querido para ustedes, y a la semana o al mes quieren que ya no haya ninguna angustia en su corazón. ¿Cómo hacer eso? Es como querer que les hagan una herida de 20 cm., y que al día siguiente ya esté cerrada.
Una cosa es que el médico los pare rápido para que no se hagan adherencias, para que el organismo empiece a caminar y otra cosa es que ya esté cerrada la herida, que podamos hacer tontería y media.
Si pues una herida en nuestro cuerpo necesita un tiempo mínimo para cerrarse, una herida en nuestro corazón no puede acelerar el proceso, por más evangelizados que estemos, por más sabios que seamos. Y la sabiduría
consiste en tener esa capacidad de soportar el dolor durante esa semana, durante ese mes, durante ese tiempo, que es lógico que tengamos, porque
nadie nos ha predicado que seamos insensibles, al contrario, siempre se nos ha exhortado a conservar nuestra sensibilidad.

padre Xavier González Tescucano.
(1935-2009)

Pescador de hombres

FUSION Marina 2 JMDL

«Si tu prójimo está ciego por la soberbia, en cuanto depende de ti, procura iluminar sus ojos con el ejemplo de tu humildad; si anda cojo por la hipocresía, enderézalo con la acción de la verdad; si está leproso por la lujuria, límpialo con la palabra y el ejemplo de la castidad; si está sordo por la avaricia, muéstrale el ejemplo de la pobreza de Cristo; si murió por sus glotonerías y sus ebriedades, resucítalo con el ejemplo y la virtud de la abstinencia; y evangeliza a los pobres, enseñándoles la vida de Cristo» Sigue leyendo «Pescador de hombres»