Quiero que regrese

Hoy escribiré una carta de amor a Cristo

Alma mía regresa al nido del presente donde realmente perteneces ¿por qué insistes en ocuparte del pasado? donde guardas resentimientos y rencores. O del futuro donde el temor crea las sombras de tus preocupaciones. Regresa al presente donde está el Señor pues sólo desde este instante podrás darle sentido a tu historia guiándola al rumbo de la paz y el amor del Señor eterno y misericordioso.
Aquí y ahora es donde Dios te espera pacientemente como el más íntimo y fiel de los amigos, como Padre nuestro, como Espíritu Santo consolador. Si lo buscas en tus recuerdos verás que ha sido Él quien siempre ha intentado estar contigo y te ha buscado con toda su creación, abrazándote con el viento y la sinfonía de la mañana, sosteniendo tu vida en cada paso que haces en esta tierra. Alma mía, el Señor siempre ha estado presente, buscando que Tú lo hagas presente.

Abre tu conciencia y permite que tu espíritu habite este día para que se alimente de la presencia eterna del Señor. Miras todas esas historias que tienes y te confunden por el dolor que revives, pues entonces deja que el Señor te lave, sane y ordene tu vida con su amor. Abre este día de amor donde el fuego de su presencia reconcilia tus pensamientos y emociones. Alma mía mírate en conciencia en el día del Señor

El día del Señor es el tiempo que le entregas a tu conciencia para que habite su presencia. Recíbelo diciéndole “Señor Tú me haces digno” y siéntate a contemplarte en su regazo, de su mano o mirando su rostro que te rebela que te ama hasta darse plenamente para salvarte.Alma mía mira con gratitud al quien te entrega toda su gracia.

Sé que sientes vergüenza por los errores cometidos y lo último que quieres es que su suma bondad te vea en esa despeinada forma de vida, se alborota tu cuerpo, tus pensamientos y tus emociones. Finges que el mundo se gobierna con tus leyes, paso a paso deja que ese mundo termine y recupera momento a momento la presencia del Señor hablándole. Habla y busca reconocer la presencia y el Amor de Dios en ti, en quien es tu prójimo y en todo lo que te rodea, así abrirás desde este instante la luz que ilumina tus sombras y podrás reconocer lo que te enseñan. Alma mía ábrete a este instante en el Señor y descubrirás que las semillas que plantaste crecieron por la gracia de Dios

Alma mía has sembrado tantas semillas: de bondad y de egoísmo, de sanación y venenosas, amargas y dulces. Busca la sanación de la mano del Señor, recupera con su presencia la valentía y el perdón que te da a mares y separa las cosechas buenas y luminosas y confiésale las sombras amargas y egoístas. Alma mía, entrega al fuego del perdón de Jesús la cizaña de tu historia Alma mía el Señor pone el fruto en el árbol, pero hay que cosecharlo. Mira tú pasado desde tu presente, cuantos frutos dejaste perder. Pídele al Señor que te ilumine esos momentos que te detuviste por el dolor, que te detuvieron al lastimarte y parecen olvidados pero siguen pudriendo la conciencia y dándole sombra a la luz de su amor. Alma mía extiende tu conciencia al Señor, ahora conságrate al Señor, como Él se consagra por ti y el prójimo.

No temas siempre has estado en sus manos pero has olvidado que estas en sus manos. Su voz es fuerte como el trueno y suave como el canto de la paloma. Deja de vivir el temor de lo que ocurrirá y ocúpate por el amor que llega a tu puerta. Regresa a este instante, mírate en su presencia, mírate en él, míralo en ti. Habita con el Padre, el hijo y el Espíritu Santo este día y mírate mirándolo. Mira, como al mirarte, el Señor está en ti como tú en Él. Contémplate en su creación y contempla su creación de cada día, es luminosa y tiene sentido.

La Palabra de Dios

Lucas 9:43-45

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

(RDP)