Alma mía, si estás cansada de la relación con otras personas y has perdido la fe, la esperanza y crees que el amor ha terminado, entonces detente y mira qué estas buscando en las personas y en ti.
Cuando busques a un ser humano encontrarás los frutos de su espíritu que es permanente. Si, siguiendo al adversario, buscas los bienes temporales, entonces recibirás sueños e ilusiones pero no son una persona.
El ser humano es una expresión del amor del Señor, Dios es Amor y su obra es el Amor, tu eres su Amor. El Amor es el Espíritu Santo que reúne al Padre en el Hijo, esta presencia es eterna y en todo lugar, pues lo que es verdad siempre y donde sea existe.
Cuando busques a una persona, no eches las redes buscando el dinero, la inteligencia, las emociones, el cuerpo, las relaciones o las posesiones. Todas esas expresiones son sólo el espejismo del movimiento temporal. Así, al recoger tu red, se escurrirán todo aquello que es temporal y quedarás sin aliento en la pesca.
Cuando busques a una persona echa la red buscando la presencia del Espíritu de Dios en su espíritu, pues el ser humano es espíritu en encarnado en este tiempo y espacio. En esta realidad busca en la persona los frutos del Espíritu: Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí . En eso descubrirás al ser humano creado por el Señor.
Alma mía, descubre tu espíritu en el camino, la verdad y la vida. Entrega los frutos del Espíritu Santo en tu espíritu: Ama, sé alegre, decide por la paz, se paciente, amable, con bondad, fiel, en mansedumbre y con dominio de ti. Así las personas se identificarán con tu espíritu en el lazo profundo que une al Padre con el Hijo y a tu prójimo contigo.
En el espíritu descubrirás que son uno, que son Amor que el Señor ha sembrado en esta tierra, que el camino es el Amor que nos entrega y, luego del viacrucis temporal, espera que resucitemos en la casa del Padre Nuestro, con el Hijo en el Espíritu Santo.
Que el adversario no te confunda con el movimiento temporal de las aguas, que distraen tu labor de encontrar al ser humano en tu prójimo y en ti. La voluntad del Padre Nuestro en el Hijo, con su Espíritu Santo es que sea plena tu labor de Amar, así es que si has equivocado la voluntad del Señor y así como Él nos perdona, perdona a tu prójimo y a ti, descubre la bendición tras la ofensa o la deuda, levanta y ayuda a que tu prójimo se levante y vuelvan al Camino, la Verdad y la Vida en el Señor.
Dios te bendice, levántate y anda.
Buena noticia
Ahora responde desde el fondo de tu corazón a la buena noticia de Cristo, según San Mateo (4,18-22), que te llama diciéndote “sígueme”.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
(RDP)