1.- Ama

Hoy compartiré con una sonrisa aunque me sienta mal.

Margarita María: «Sentía siempre que alguien me llamaba interiormente y me impulsaba a retirarme a algún rincón, sin dejarme reposar hasta que lo ejecutaba. Allí me hacía ponerme en oración…»

Sagrado Corazón, modelo de Amor

Acto de Contrición

¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndonos perdón de nuestra culpa e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestros pobre corazón. Amén.

Contempla

I Mira el Sagrado Corazón, mírate en el Sagrado Corazón, mira el Sagrado Corazón en ti  ¿Qué motivos han llevado al Señor a darte su Sagrado Corazón? Sólo motivos de amor. Porque te ama se hizo hombre, porque te ama sufrió Pasión y muerte, porque te ama quiso quedarse en la Eucaristía, porque te ama se digna manifestarte en este tiempo las riquezas de su adorable Corazón.

¿Y a quién ama? A criaturas ingratas y culpables, indignas de ocupar uno sólo de sus pensamientos, te ama a ti.

Ve como nos comportamos: pobres, infelices, llenos de corrupción y de pecados. Por nuestra suma miseria nos ama. ¡Oh amor tiernísimo del Corazón de Jesús!

¿Y cómo te amó? No como aman los hombres, ni como aman los Ángeles, ni como ama la misma Virgen María. Nos amó como sólo puede amar Él; con amor eterno, infinito, divino, amor del Corazón de un Dios.

¡Oh Pobre corazón mío! ¡Qué nobleza la tuya! Has sido amado a pesar de tu miseria por el Corazón de todo un Dios! ¿Conoces ¡oh hombre! hasta qué punto te ha engrandecido Dios, haciéndote objeto de su amor?

Medita unos minutos

II  ¿Y qué pide el Corazón de Jesús a cambio de este amor? No pide nuestra vida, nuestra salud ni nuestras riquezas. Pide sólo el amor de nuestro corazón. Pide sólo ser amado, no como merece El, sino como podemos amar nosotros con nuestro pobre corazón. Con una gotita del nuestro se contenta Él, a cambio del océano que nos da del suyo. ¡Tengo sed!, clama desde este sagrario, como desde la cruz. Tengo sed de vuestro amor. ¡Ah! ¡hermanos! ¡no nos hagamos los sordos a este grito amoroso del Corazón de Jesús! ¡Amemos al Sagrado Corazón! ¿Y cómo se le ama? Se le ama guardando su ley, procurando seguir sus inspiraciones; buscándole amigos que le quieran; ganándoles almas que un día sean con El dichosas; evitándole injurias y menosprecios; desagraviándole por ellos. Así se aman los hombres unos a otros. Así debemos amar a Jesús.

¿Qué haces tú por aquel padre, por aquella esposa, por aquel hermano, por aquel amigo a quien amas tanto? ¿Cómo les hablas? ¿Cómo les sirves? ¿Cómo les contentas? pues bien; haz lo mismo con el Corazón de tu buen Jesús, y estará satisfecho de ti. ¡Ay de ti si no le amas por lo menos de esta manera! ¡Infeliz! Deberás aborrecerlo por toda la eternidad.

Medita. y píde la gracia particular.

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA (TRES VECES)

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Corazón sagrado de mi amado Jesús: yo, aunque vilísima criatura, te doy y consagro mi persona, vida y acciones, penas y padecimientos, deseando que ninguna parte de mi ser me sirva si no es para amarte, honrarte y glorificarte. Esta es mi voluntad irrevocable: ser de ti y hacerlo todo por tu amor, renunciando de todo mi corazón a cuanto pueda desagradarte.

Te tomo, pues, oh Corazón divino, por el único objeto de mi amor, protector de mi vida, prenda de mi salvación, remedio de mi inconstancia, reparador de todas las culpas de mi vida; y asilo seguro en la hora de mi muerte. Se, pues, oh Corazón bondadoso, mi justificación para con Dios Padre, y aleja de mi los rayos de su justa cólera. Oh Corazón amoroso, pongo toda mi confianza en ti, pues aunque lo temo todo de mi flaqueza, sin embargo, todo lo espero de tu misericordia; consume en mi todo lo que te desagrada y resiste, y haz que tu puro Amor se imprima tan íntimamente en mi corazón, que jamás llegue a olvidarte ni a estar separado de ti. Te suplico, por tu misma bondad, escribas mi nombre en ti mismo, pues quiero tener cifrada toda mi dicha en vivir y morir con mi alma esclavizada a ti. Amén.

STA. MARGARITA DE ALACOQUE

Deja un comentario